Un premio para «el maestro»…

José Antonio Ocaña, diseñador del semanario Venceremos en la oriental provincia cubana de Guantánamo, tiene otro nombre en el gremio de la prensa: le llaman “el maestro” y si ni él mismo sabe el porqué del honroso alias, la Unión de Periodistas de Cuba sí conoce la causa y tuvo en cuenta sus méritos para otorgarle el Premio Provincial José Vázquez Savón, por la obra de toda la vida.

Tiene la capacidad de enseñar lo que sabe y no es poco el conocimiento acumulado durante 45 años ininterrumpidos frente a cada página de la publicación, pedazos de la vida compartidos al regresar a casa, con su colega y esposa Lourdes Lomba Martí y dos amores más: Tony y Abdel…¡qué pronto crecieron¡ Ya son ingenieros, no obstante le devuelven ante la vista de todos, la ternura que nunca les faltó del padre. Y eso es hermoso, maestro.

Sonríe discretamente como ha sido su existencia y si me cuenta sobre el crucial traspaso de la técnica analógica a la digital en ese medio, es porque resultó una experiencia demasiado importante como para dejar de compartirla. Algunos aprendieron a quererlo y respetarlo mucho más desde que regresó de La Habana con sorprendentes resultados.

“El trabajo de un diseñador tiene de arte y de matemática. Consiste en organizar los contenidos de acuerdo con su importancia… es quien aprueba la calidad de las imágenes, a tono con las leyes de la fotografía y la plástica en general. Fíjate que se conjugan letras y fotos en un todo armónico”.

“¿Antes de ingresar al periódico? En 1968 terminé el Servicio Militar General en Dos Caminos de San Luis, Santiago de Cuba y de inmediato me incorporaron al colectivo, donde transcurrió todo mi tiempo laboral hasta la jubilación”

“Ahora no imaginaba que sería el premiado… incluso nada se filtró por parte del jurado… aún estoy asimilando la sorpresa que me produjo la llamada de José Llamos Camejo, el Presidente de la UPEC, cuando me leyó el dictamen y… hasta una poesía.”

Mis parabienes, maestro. Que lo disfrute en medio del soplo especial de fin de año. Ojalá los sucesores suyos y los lectores de Venceremos aprecien en toda su magnitud la valía de un hombre pequeño de estatura e inmenso en su talla espiritual.